Las Parábolas según MacArthur


No todas las parábolas que Jesús contó tratan acerca de la salvación, pero, según MacArthur, varias de ellas lo hacen. Las parábolas que él escoge explicar son utilizadas para defender el señorío para salvación. Nuevamente, escuchemos la exposición de MacArthur sobre las parábolas, y luego observemos las parábolas en sí mismas.
Esta exposición se basa sobre su libro «El Evangelio según Jesucristo», las páginas que se mencionan más abajo corresponden a ese libro.

Los Terrenos

MacArthur interpreta los primeros tres tipos de terreno en la parábola del sembrador de Mateo 13 como ilustraciones de las personas que no llegan a ser salvas. En su opinión, sólo la última clase que da fruto es una ilustración de aquellos que fueron salvos. La idea que establece a partir de este pasaje es que “el fruto es la prueba definitiva de la salvación verdadera” (p.127). Él dice que “si no hay fruto espiritual, o si el fruto es malo, el árbol debe estar podrido o, trasladando la imagen a la metáfora de un campo, si el terreno no produce granos, es una tierra sin valor símbolo de un corazón no redimido” (p.126). “…no todos los creyentes siempre darán tanto fruto como debería o podría, pero cada uno es fructífero hasta cierta medida. Los creyentes a veces son desobedientes y, por supuesto, todavía pecan, pero al fin y al cabo los creyentes se identifican por sus frutos.” (p.127).

¿Cómo sabe MacArthur que el Señor tenía la intención de enseñar que los tres primeros tipos de terreno representaban a personas que no eran salvas? Excepto en lo referente al simbolismo que tiene que ser interpretado, el relato de Mateo no nos dice nada acerca de la condición espiritual de los cuatro tipos de terreno. El relato de Lucas, no obstante, si lo hace. Según el relato de Lucas, el diablo quitó la palabra del corazón de los que estaban junto al camino “para que no crean y se salven” (Lucas 8:12). Por lo tanto, sabemos que el primer grupo no era salvo. El relato de Lucas revela que el segundo tipo eran aquellos que “creen por algún tiempo” (Lucas 8:13). Si el primer tipo hubiese sido salvo por creer, y solamente por creer, entonces tenemos todo el derecho de asumir que, si el segundo tipo creyó, fueron salvos aún si solamente continuaron haciéndolo por algún tiempo. Del tercer tipo se dice que el fruto no llegó a ser maduro (Lucas 8:14), implicando que eran salvos pero inmaduros. El cuarto y último grupo, por supuesto, eran creyentes fructíferos en alguno u otra medida. La única manera en que MacArthur puede llegar a la conclusión de que este pasaje está enseñando que dada creyente debe producir cierto grado de fruto es introducir este concepto dentro del pasaje. El pasaje en sí no dice eso; en realidad, dice exactamente lo opusto. Enseña que un creyente puede ser infructuoso (ver 2 Pedro 1:8,9). Por supuesto, la idea general de esta parábola es que no deberíamos ser infructuosos, sino fructíferos. Ser buen terreno. Ser oidores y hacedores de la Palabra para que puedan ser fructíferos.

El Trigo y la Cizaña

Según MacArthur “el mensaje del Trigo y la cizaña es simplemente que Dios no autoriza ninguna actividad que por la fuerza, sacaría del mundo a los incrédulos “ (p.131). “…aún así, esta parábola, no está diciendo que deberíamos despreocuparnos hasta el juicio final por las diferencias entre el trigo y la cizaña. No nos impulsa a que aceptemos la cizaña como trigo. No permite la indiferencia por los pecados de los perdidos, ni sugiere que nos olvidemos de que hay malezas en el campo, ni que desatendamos los peligros que representan. Simplemente nos dice que dejemos en manos del Señor y de sus ángeles el juicio y retribución finales. Al final, el trigo verdadero inevitablemente será identificado por el fruto que produce. …El fruto que (los creyentes) lleven será diferente al fruto dado por los hijos del maligno” (p.133)

MacArthur tiene razón al decir que esta parábola está enseñando que más tarde Dios separará el trigo de la cizaña, y que nosotros, mientras tanto, no deberíamos intentar por la fuerza sacar del mundo a los incrédulos. También tiene razón cuando dice que “hasta que la semilla madura, (la cizaña) es casi imposible distinguir del trigo verdadero, aun bajo el más cuidadoso escrutinio” (p.130), razón por la cual precisamente la inspección del fruto es una tarea difícil, si no a veces imposible.

Piénsalo. Una cizaña puede parecerse al trigo, un incrédulo puede ser moralista y religioso como un creyente. Esa es una de las razones principales por las cuales debemos enfocar a las personas hacia la obra de Cristo en la cruz, y no hacia las obras de ellos; y hacia la Palabra para tener seguridad, y no hacia la experiencia.

El Tesoro y la Perla

Admitiendo el hecho de que es difícil ser dogmático en cuanto al significa de las parábolas que no fueron específicamente explicadas por el Señor, la opinión de MacArthur es que el tesoro y la perla valiosa de Mateo 13 están enseñando el costo de la salvación. “Ambas parábolas establecen la idea de que un pecador que comprende las riquezas invalorables del reino, para obtenerlo gustosamente cederá cualquier otra cosa que aprecia” (p.135). La opinión de MacArthur es que la salvación es un intercambio: “la fe, tal como él (Cristo) la caracteriza, no es nada menos que un intercambio completo de todo lo que nosotros somos por todo lo que Él es” (p. 135) “Así, en un sentido nosotros pagamos el precio final para la salvación. Cuando nuestro yo pecaminoso es clavado a la cruz, es un abandono total de la voluntad propia así como el grano de trigo que cae en la tierra y muere, de manera que pueda llevar mucho fruto (comparar Juan 12:24). Es un intercambio de todo lo que nosotros somos por todo lo que Cristo es. Y ello denota una obediencia implícita, una entrega plena al señorío de Cristo. Ninguna otra cosa se puede calificar como fe salvadora” (p.149)

Si tú insistes en que la salvación es un don gratuito, MacArthur estará de acuerdo, y aún así al mismo tiempo defiende que es costosa. El dice que “la vida eterna es, en verdad, un don gratuito (Romanos 6:23). La salvación no puede ser ganada con buenas acciones ni comprada con dinero. Ya ha sido comprada por Cristo, quien pagó el rescate con su sangre, pero eso no quiere decir que no haya costo el lo que hace al impacto de la salvación en la vida espiritual. Esta paradoja puede ser difícil, pero no obstante, es cierta: la salvación es tanto gratuita como costosa” (p.140). ¿Es preciso el análisis de MacArthur?

MacArthur considera que el hombre que hall6 el tesoro en el campo, y el mer­cader que busca perlas, se refieren a un pecador en busca de la salvación, pero en las otras parábolas de Mateo 13, por ejemplo en las parábolas del sembrador y del trigo y la cizaña, el sembrador es el Hijo del Hombre (ver 13:37). Por la tanto, en este contexto es más natural interpretar que el buscador de perlas y el mercader son el Hijo del Hombre. Jesucristo, el Hijo del Hombre, dio todo, simbolizado aquí en el hecho de vender todo para comprar a su pueblo, representado aquí por media del tesoro escondido en el campo, y por la perla. En Éxodo, Dios denominó a Israel «mi especial tesoro» (ver Éxodo 19:5; también Salmo 135:4). Es perfectamente consis­tente con la Escritura el hecho de hablar de que Cristo nos compr6. Es incongruente hablar de que nosotros compramos a Cristo o la salvación. Si estas parábolas son acerca del Hijo del Hombre y no de los pecadores, entonces la interpretación de MacArthur simplemente es incorrecta. Además, la salvación no es un intercambio (p. 135); es un regalo (Romanos 6:23). La salvación no puede ser al mismo tiempo gratuita y costosa para la misma persona.

La Parábola del Primero y el Postrero

En Mateo 20:1-16, Jesús contó una parábola acerca de un terrateniente que empleó obreros para su villa. Aunque los empleó a diferentes horas del día, les pagó a todos el mismo salario, concluyendo que el postrero seria primero, y el primero postrero. Sega MacArthur, «las epístolas describen diferentes recompensas para el servicio, pero esta no es la idea que establece esta parábola. El tema aquí es la cualidad de la vida eterna» (p. 146). «Todo el que entra en el reino tiene vida eterna, tal como cualquier otra persona» (p. 145).

También dice que «la verdad importante que se debe captar es que la fe salvadora es un intercambio de todo lo que nosotros somos por todo Jo que Cristo es. Es necesario que entendamos que eso no significa que hacemos un trueque por la vida eterna. No compramos la salvación sometiendo nuestra vida, ni se da el don de la vida eterna en proporción a la calidad o extensión de la vida que sometamos. Todo el que le entrega su todo a Cristo, obtiene a cambio todo lo que Cristo tiene para dar» (p. 143).
La parábola del primero y el postrero es acerca de un trabajo por una paga. Por lo tanto, no es acerca del evangelio (Romanos 11:6). Interpretar esta parábola como una historia acerca de las recompensas estaría mucho más de acuerdo con la apariencia de esta parábola y la enseñanza del Nuevo Testamento. La interpretación de MacArthur y su aplicación para la salvación, pues, confunden la idea de esta parábola. La parábola no es, en absoluto, acerca de la salvación; es sobre las recompensas.

Lo Perdido y lo Hallado

Las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido, en Lucas 15, «marca la idea de que Dios no está sentado en actitud pasiva mientras la gente va camino al infierno» (p. 150). «Dios está buscando a los perdidos, los que recono­cen su pecado y se vuelven hacia Él, hallaran que Él está corriendo hacia ellos con los brazos abiertos» (p. 155).

Con respecto al hijo pródigo, MacArthur escribe: «Aquí aparece una ilustración perfecta de la naturaleza de la fe salvadora. Obsérvese la sumisión incondicional del joven, su absoluta humildad, y su disposición inequívoca para hacer todo lo que el padre requiriese de su parte. El pródigo, que comenzó demandando una herencia anticipada, ahora estaba dispuesto a servir a su padre coma un esclavo de amor. Dio un giro completo. Su conducta reflejaba una entrega incondicional. Un abandono completo del yo y una sumisión completa al padre. Esta es la esencia de la fe salvadora. …Su arrepentimiento fue un giro completo y total. Se hizo pobre en espíritu. Se lamente por su pecado. Su arrogancia dio paso a la mansedumbre y humildad. Fue un hombre diferente al que originariamente dejó el hogar» (p. 153).

MacArthur tiene razón, las tres parábolas de Lucas 15 ilustran que Dios está buscando a los perdidos. Jesús contó estas tres parábolas para responder a la pregunta de por qué estaba comiendo con publicanos y pecadores (ver Lucas 15:1). En esencia, estaba enseñando que comía con los pecadores porque estaban perdidos, y Él los estaba buscando. Pero la declaración de MacArthur de que el hijo pródigo «es una ilustración perfecta de la naturaleza de la fe salvadora» pasa por alto una observación fundamental. ¿No es significativo el hecho de que eI hijo pródigo pensó en hacer una promesa de servicio (Lucas 15:19), pero que el padre no se la requirió, y la habría rechazado porque lo aceptaba como hijo, no como esclavo (ver versículo 22)? En realidad, el hijo nunca le dijo al padre en cuanto a lo que tenía intención de hacer porque el padre estaba tan contento de verlo que lo interrumpió (ver versículo 21). El hijo regresó al padre, y el padre lo recibió como estaba y le dio el lugar de un hijo, no de un esclavo. Para ser especifico, sin importar cuales fueran las intenciones del hijo, las expectativas del padre eran diferentes. El hijo fue recibido incondicionalmente en base a la elección del padre, no las intenciones o el comportamiento del hijo.

Estas cinco parábolas que refirió Jesús no enseñan acerca del señorío para la salvación. Algunas de ellas contienen verdades magnificas y gloriosas referentes al evangelismo tal como el deseo del padre de salvar a los perdidos, pero no revelan que Jesús demandara que, con el objeto de ser salve, una persona se alejara del pecado y se sometiese a su señorío. ¡De hecho, algunas de ellas no tienen absolu­tamente nada que ver con la salvación!

Escrito por: Dr. Miguel Cocoris

Puedes conseguir el material completo en PDF acá.

5 comentarios en “Las Parábolas según MacArthur

  1. David

    Tu interpretación del tesoro escodido y de la perla preciosa me parece bastante torcida y forzada… dificil de aceptar… y según los primeros Cristianos que sufrian persecución por su fe siempre la entendieron más como el costo de seguir a Cristo que como otra cosa…

  2. Me parece excelente que se exponga una verdad del Reino y se discuta para llegar a una revelación mayor, ya que muchas veces debemos entender que la revelación es progresiva y bienaventurada, el entendimiento de hoy, respecto de algo, puede bendecir mi vida, pero en el futuro, puede existir un entendimiento distinto, que me haga comprender otras cosas. Para ser más específico, dejaré un simple verso, que cambiará el entendimiento de todas las parábolas.Mar_4:13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? si no somos capaces de ENTENDER la parábola del sembrador, cómo entenderemos las demás parábolas… piense, medite y estudie, saludos.

  3. Marina Martínez Alvarez

    Como creyentes, necesitamos dar el evangelio a otras personas que no conocen a Jesucristo como nuestro salvador y Señor que él es el puente para llegar a Dios Padre, con la sangre preciosa de su hijo amado Jesus.

  4. Marina Martínez Alvarez

    me gusta, el comentario del hijo pródigo Dios esta buscando a los pecadores, y nosotros nos toca dar el evangelio las buenas nuevas.

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